El piloto Bobby Valentine, abrió de nuevo una gran controversia en el
beisbol al prohibir el consumo de cerveza en los camerinos de su equipo nuevo
equipo los Medias Rojas de Boston durante la próxima temporada. Valentine hizo
el anuncio luego del primer entrenamiento completo en la pretemporada. Según
reportes de prensa, algunos lanzadores tomaban cerveza en los días que no
lanzaban. Aunque se rumora que muchos jugadores consumían alcohol incluso
durante el juego. No se puede culpar a la cerveza por la mala actuación de los
Patirrojas el año pasado, pero Boston tuvo un colapso histórico en septiembre y
no se clasificó a los playoffs. Todos sabemos que el abuso del licor es un
grave problema que afecta a muchos en nuestra sociedad. Según las estadísticas
la consumición
alcohólica ha sido responsable directo por más de 75,000
muertes anualmente. Debemos recordar que el alcohol es un depresivo, produce
lentitud, deteriorando de esta forma la reacción, el balance, la coordinación y
el reflejo. Aunque la persona no esta embriagada, según los médicos, este
efecto de “morosidad física” dura aproximadamente 60 horas, afectando
lógicamente la práctica, los juegos, y ejercicios. Además, el consumo
alcohólico produce “cortisol” en el cuerpo, elevando la presión sanguínea y aumentando
de esta forma la grasa. Otra consecuencia es que interfiere con la recuperación
adecuada por motivos de lesiones, al disminuir las defensas naturales. Todos
estos efectos están relacionados con el rendimiento de un jugador que se le es
pagado millones de dólares. Si bien estamos de acuerdo que el licor no debe ser
consumido por ningún atleta (o por nadie, realmente) entonces me pregunto: ¿Por qué todavía se sirve cerveza en “dugouts” o
“cuevas” de algunos equipos en las mayores? No es posible que a estas alturas,
más de 15 equipos en las mayores permitan la presencia del licor en sus
instalaciones. No cabe duda que pudiera ser parte de las concesiones y
contratos que tienen con corporaciones fabricantes de licor. Pero cualquiera
sea la razón, es una gran hipocresía el criticar, atacar o castigar a un
jugador que obviamente tiene problemas con alcoholismo y al mismo tiempo ofrecer
licor en la propia casa, antes, durante y después de un juego.
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