Continúan Las Derrotas

Los Marineros continúan sus viejos hábitos de acumular derrotas tras derrotas. Después de haber ganado sus dos primeros juegos en la apertura de la actual temporada, la novena local ha estado obteniendo una mala racha. Como de costumbre, la ofensiva se ha quedado atrás, sujeta a permanecer en los últimos renglones de todas las Grandes Ligas en cuanto a imparables, carreras anotadas e impulsadas. Como de costumbre el jardinero derecho japonés, Ichiro ha sido uno de los pocos jugadores que se ha destacado con el madero, evitando que el equipo de Seattle ocupe el último lugar en ofensiva, marca lograda el año pasado. A lo largo de la mayoría de sus temporadas (con la excepción del 1995 y el 2001 cuando ganaron 116 juegos) los Marineros prácticamente han vivido en el sótano, por lo menos en su propia división. El equipo ha cambiado de jugadores continuamente, los manejadores (16 en total) también han sido víctimas de frecuentes desalojos. Los pocos cambios sufridos por este equipo han sido el departamento de dueños y empresarios. La corporación especializada en juegos electrónicos, Nintendo, se ha mantenido como sus principales propietarios desde 1992, actuando bajo el nombre de Baseball Club of Seattle, LP. ¿Sera posible que un cambio de directiva empresarial o terrateniente en comando fuera la bujía necesaria capaz de producir un chispazo y prender esta maquinaria beisbolera? Posiblemente.  Aunque los otros dos equipos en la gran carpa bajo propiedad corporativa son los Azulejos de Toronto (Rogers Communications) y los Bravos de Atlanta (Liberty Media). Ambos de estos equipos han obtenido marcas aceptables bajo el liderazgo de estas corporaciones. Entonces, ¿Cuál será la razón de estas permanentes derrotas? ¿Será posible que el motivo sea de origen psicológico depresivo? ¿Pudiera ser que la pobre actuación tanto de los jugadores como de los directivos sea causada por las prolongadas lluvias de nuestra húmeda ciudad? También podríamos culpar a la madre naturaleza por crear esta desesperante acumulación de derrotas por parte de nuestro equipo. Lo cierto es que nosotros, los fanáticos, ya estamos hartos tanto de la constante lluvia como de los continuos fracasos de nuestros Marineros.