Recientemente durante una entrevista para la
revista Times, Guillén dijo: “Amo a Fidel Castro”.
Posteriormente, el mánager de los Marlins agregó “Respeto a Castro. ¿Sabes por
qué? Mucha gente ha tratado de matar a Fidel Castro durante los últimos 60
años, pero ese hijo de… todavía está ahí’’.
El problema es que hacer un comentario a favor del expresidente cubano,
Fidel Castro, en Miami trae graves consecuencias. Y cuando lo hace una figura
pública, el efecto es mayor. Ese fue el caso del mánager de los Marlins de Miami,
el venezolano Ozzie Guillén. Tanto la franquicia de los Marlins como la
comunidad de Miami conocen muy bien a Ozzie desde que fue coach del equipo
campeón en el 2003. Así que comentarios como estos se debieran de haber
esperado, Guillén abiertamente apoya a Hugo Chávez, actual presidente de
Venezuela y gran seguidor de la política de Fidel Castro. Estamos de acuerdo
que este tipo de declaraciones son de mal gusto y no tienen lugar en el beisbol
y mucho menos de parte de un manejador que debuta en una ciudad como Miami.
Pero, no debemos de olvidar que vivimos en los Estados Unidos, país donde
supuestamente existe la libertad de expresión. Mi pregunta es: ¿qué se puede y
no se debe decir en esa ciudad? Si Ozzie hubiera dicho que odiaba a Fidel, el
resultado hubiera sido lo contrario, se convertiría en un héroe. La realidad es
que Fidel Castro es un anciano de 85 años que no ofrece ninguna amenaza real ni
a Miami ni a los Estados Unidos. El peligro que supuestamente es creado por
Castro pudiera ser exagerado por muchos en esa ciudad. Ya es tiempo que los
fanáticos de Miami dejen atrás a este dictador. Además, es una actitud
hipócrita por parte de algunos, el condenar a alguien que expresa este tipo de
opinión, más aún cuando el gobierno estadounidense mantiene relaciones y ha
apoyado otros regímenes similares o hasta más peligrosos. Con esta situación
podemos concluir que a pesar de que nuestra constitución contenga enmiendas
sobre la libertad de expresión; depende que digamos y donde expresemos nuestras
opiniones.iudad como Miami.
Pero, no debemos de olvidar que vivimos en los Estados Unidos, país donde
supuestamente existe la libertad de expresión. Mi pregunta es: ¿qué se debe y
no se debe decir en esa ciudad? Si Ozzie hubiera dicho que odiaba a Fidel, el
resultado hubiera sido lo contrario, se convertiría en un héroe. La realidad es
que Fidel Castro es un anciano de 85 años que no ofrece ninguna amenaza real ni
a Miami ni a los Estados Unidos. El peligro que supuestamente es creado por
Castro pudiera ser un poco exagerado por muchos en esa ciudad. Ya es tiempo que
los fanáticos de Miami dejen atrás a este dictador. Además, es una actitud
hipócrita por parte de EEUU el castigar a alguien que expresa este tipo de
opinión, más aún cuando el gobierno estadounidense mantiene relaciones y ha
apoyado otros regímenes similares y más peligrosos. Con esta situación podemos
concluir que a pesar de que nuestra constitución contenga la libertad de
expresión; depende que digamos y donde expresemos nuestras opiniones.
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